En 1982 llegan a las Sierras de Córdoba, Leonardo José
Grisoni y Estela Gurriere con sus cinco hijos, buscando
su lugar en el mundo.
Por entonces, el Valle de Traslasierra era apenas una
pequeña aldea. Comenzaba una historia de trabajo,
aventura y evolución.
Al principio sólo eran unas pocas especialidades, trabajaban
el matrimonio y sus cinco hijos, realizando desde los productos
artesanales hasta las herramientas para mejorar la
producción.
Leonardo bautiza al emprendimiento como la fuente de su
voluntad e inspiración: El Nazareno, y como toda su familia
estuvo trabajando junto a él en todo momento, también lo
llamó Fábrica Familiar.
El desarrollo de los alfajores, chocolates y especialidades
se hicieron en base a conocimientos antiguos que luego se
adaptaron a las costumbres locales. Con toques personales
de cada integrante de la familia, las recetas evolucionaron
en fórmulas originales que fueron sometidas a la evaluación
del gusto general.
Después de varios años y de entregar lo mejor de sí mismos,
El Nazareno es hoy uno de los referentes más destacados
de los productos de Traslasierra, concentrándose siempre
en la calidad y en la identidad que los lleva a diferenciarse.

